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viernes, marzo 10, 2006

El germen de la grandeza

En este momento calmo en que me sorprende el destino al iniciar un capítulo más de mis memorias, tal vez un capítulo esencial, desearía referirme a un convencimiento que se me pegó en la cabeza desde que tengo uso de razón y del que no me he podido desprender, a pesar de haber derramado la simiente en los lupanares más asquerosos del país, donde he convivido con los míos, con los que realmente son mis pares. Se trata de la sentencia siguiente: "Dentro de mí se aloja el germen de la grandeza, pero nadie se da cuenta".
Esta certeza ha convertido mi vida en una metáfora del resentimiento. ¿Logran percatarse, estimados radioescuchas, qué quiero decir con esto?
Tengo miedo, es verdad. A qué le temo.
A qué le teme el bebé que corre a nuestro encuentro en su andador, a qué le teme cuando abre sus brazos y sonríe. A nada le teme y no temiéndole a nada la vida se le ofrece en todo su esplendor. Pero yo le temo a casi todo y de casi todo desconfío y a casi todos desprecio. En esa creencia, pues, es donde debo descubrir el origen de mis temores.
He notado en el último tiempo que ansío ser de nuevo un bebé de andador.
Volvamos al problema primitivo luego de la siguiente cortina musical.
(Cortina musical)
Estamos en "La hora del vicio". Tiene usted nuevamente la palabra, doctor.
Todos pensamos que dentro de nosotros se aloja el germen de la grandeza y es posible que dentro de todos nosotros se aloje el germen de la grandeza, no sólo dentro de los poetas y de los sabios. La cuestión fundamental es cómo reconocer el germen, cómo demostrar que su existencia es algo objetivo, aunque no se manifieste externamente. Lo segundo es paradójico: si todos lo tienen, ¿por qué nadie lo descubre en los demás, sino solamente en sí mismos?
¿Cuál es su conclusión, doctor?
Mi conclusión es que el germen de la grandeza lo tengo sólo yo y si los demás no se dan cuenta de eso quiere decir que son unos chuchas de su madre.

2 comentarios:

Julia Moreno dijo...

Conclusión tajante, admite discusión, doctor?...el germen de la grandeza está dentro de cada cual, que subjetivamente le pone cara, nombre, lo perfila y le saca brillo los dias de fiesta para lucir bonito. Suerte del que lo descubre en los demas, y pobre del que no consigue encontrarlo en uno mismo.
Gracias por tu visita, volveremos a vernos, ;)

Quiltro dijo...

Sólo yo, muy de acuerdo