Visitas de la última semana a la página

martes, marzo 14, 2006

Emboscada

No sé por qué a mí siempre me pasan cosas divertidas y a los demás les pasan cosas serias. Pero los demás andan con la cara alegre y yo ando con la cara triste.
He ido al dentista. Ya sé que se van a reír, pero no puedo evitarlo. El doctor me dio mala espina desde la entrada, porque era joven y no tenía pelos en los brazos. Se llamaba El doctor Vilches.
Me ha pasado de lo peor. El doctor Vilches me hace preguntas mientras me tiene con la boca abierta, y son preguntas que requieren un desarrollo, no sólo un asentimiento o una negativa con la cabeza o la mano. Me preguntó qué opinaba de los últimos sucesos políticos del país, respuesta que tardé en preparar. Cuando llegó el momento del enjuague y me disponía a contestarle él empezó a hablar con su secretaria. Le recordó que le hiciera la reserva del hotel para el fin de semana en la playa. Luego volvió a mi silla, me hundió la cabeza en el respaldo, accionó un mecanismo y la silla pareció descender a los abismos.
-Qué calor, ¿eh?
-Ííí, oc-or.
-Abra más la boca.
-¡¡¡E... ué-e... oc-or... í-e!!!!
-¿Qué dice?
-Me duele doctor Vilches.
-No se queje. Abra la boca. Pinzas, Mónica.
-...
-Un amigo me contó que la Bachelet es pura pantalla. En La Moneda tienen una oficina especial donde se cocina todo...
-Aaa. E-inte-e-san-e...
-El otro día estuve con el Cote Morandé, el hermano del Kike, y me decía que le esá yendo re bien con el personaje de la gordita...
-Aaaa...
-Abra más la boca.
-O ueo... ¿A-í?
-No hable. Ahora tranquilito. Mónica, el alicate.
-¿E me a a-é?
-¿Qué dice?
-Qué me va a hacer.
-No hable.
-¿Doctor?
-¿Sí, Mónica?
-Afuera hay dos señores esperando al caballero.
(Efectivamente hay dos varones leyendo. Ambos son asesinos a sueldo. Es casi un ritual que cada vez que voy al dentista asesinos a sueldo me preparan una emboscada en la sala de espera. Si son los mismos del martes anterior estaré salvado, como lo prueba el hecho de que ahora esté vivo. Esos sicarios eran profesionales vanidosos, se mostraban entre sí las pistolas con silenciador y para vanagloriarse disparaban a los loros que hablaban en los árboles.)
-Doctor...
-Abra más la boca. ¿Sí, Mónica?
-De la conserjería avisan que están matando unos loros.
(Ah, puedo respirar tranquilo nuevamente; mi hora se resiste a llegar, estoy pasando otra dura prueba, qué fastidioso es esto de hacerles frente a las leyes naturales.)

3 comentarios:

Lila Magritte dijo...

Creo que es una buena solución que los asesinos cambien el objetivo hacia los loros. Son una plaga y hablan pésimo, confunden los mensajes, delatan, reproducen los secretos. Son como los sapos de hace unas décadas... esos que se reproducían por bipartición, por esporas... o se clonaban, no sé.
No tenían nada que ver con los antiguos sapos que eran prícipes encantados a la espera de un beso.
Los asesinos a sueldo también están empezando a contagiar a la población. Si no hay sentimientos comprometidos se siente la llegada de un ingreso fácil. Como decía don Francisco: "Dispara usted o disparo yo... y sigamos con el concurso..."
Lo de los asesinos a sueldo ya es un fenómeno social. Finalmente el problema es el dinero.
Y al dentista no le interesaba para nada oír tus opiniones o hacer vida social.
Y de seguro te dejó algún virus que te puede hacer mutar drásticamente.
Es bien complicado ir al dentista, y lo peor es que no atienden por Fonasa.

Alex dijo...

Si hay que elegir la forma de la muerte,mejor morir como hombre frente a los sicarios y no con la boca abierta a manos de un odontólogo de inescrutables intenciones.
Y más aún ,Vil-ches.

Lila Magritte dijo...

Creo que los sicarios dieron contra el doctor Vicious.