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domingo, mayo 21, 2006

Obsesiones malditas

La persistencia de la imagen en la mente es una patología que los expertos definen como "obsesión". Las obsesiones nacen de la nada o de estallidos. Las obsesiones que nacen de la nada son las más difíciles de tratar, pues denotan una anomalía endógena en el cerebro por causas desconocidas. Las que nacen de estallidos son tanto o más peligrosas que las anteriores y pueden llevar al suicidio. Recuerdo haber leído el caso de una joven que fue violada por un artesano contra los oscuros murallones de una feria, un domingo por la noche. El hombre le ofreció unos aros, la muchacha se los probó y el hombre la llevó al muro, la empujó contra el ladrillo y le tapó la boca con una mano mientras con la otra se bajaba el pantalón, le bajaba los calzones y la presionaba contra su cuerpo. Así estuvieron unos dos o tres minutos, ella intentando zafarse y él poseyéndola con bestialidad hasta que hubo consumado su deseo. Luego la dejó ir, lo que en buenas cuentas equivalió a perdonarle la vida, pues sabido es que los violadores no encuentran mejor salida para renegar de su acción que hacer desaparecer el objeto de su deseo.
Pero la joven fue incapaz de resistir la imagen tan potente que a cada momento se le cruzaba por la cabeza. Quería pensar en otra cosa, pero se le aparecía el hombre en los tres momentos del acto: al principio, cuando la miraba dulcemente y le ofrecía los aros; luego cuando la forzaba y finalmente cuando al dejarla ir le lanzaba una advertencia con una voz aguda, aún palpitante.
Le aparecía una y otra vez, además, la sensación del miembro masculino penetrando en su sagrada intimidad, y sobre todo el recuerdo de su propia e intensa lubricación y hasta de lo que alcanzó a intuir como la antesala de un goce inmenso, goce que no fue sólo por la rapidez con que acabó el artesano.
Se tomó un frasco de pastillas y quedó durmiendo para siempre. La obsesión desapareció junto con ella, aunque tal vez la acompañe de alguna forma por los desconocidos caminos de la eternidad de la muerte.

3 comentarios:

Eride dijo...

Me gustó el relato.
El conflicto emocional que manifiesta la protagonista frente a la dualidad violencia versus deseo es muy potente,(daría para unas cuantas horas de psicoanálisis) pero el final, es una solución sacada del sombrero.
¿O hago una interpretación errada?

Alein@d dijo...

Envolvente la narración..
La descripción que haces de lo que era su tormento, me gusta.
Enfatizas la animalidad del ser humano, por sobre otras emociones..
Más que la violación en sí, es su propio goce oculto el que la lleva a terminar la situación..
¿En la realidad producirá efectos de goce una acción tan bestial?

De Josefa dijo...

obviamnete éste es un blog de ficción y sin embargo, giraffe, no hay que olvidar que hay goce hasta en los lugares más extraños.

el juicio moral implícito en tu comentario es justamnete de que trata el texto. la muchacha no pudo soportar haber gozado.

yo prefiero condenar únicamnete al violador.