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lunes, abril 30, 2007

Cosquillas

Cuando me vienen esas intensas cosquillas desde la zona rara ubicada entre los testículos y el ano pienso en una vulva peluda. Me gustaría juguetear sobre el monte, apartar el pasto rizado con los dedos y blandir la lengua en la carnecita aquella que se erecta; gustar su sabor, chupar, mordisquearla hasta sentir esos temblores ajenos que tanto bien le hacen a uno. Enseguida pienso que me gustaría sobremanera penetrarla, pero no como hace la gente, sino como los animales: con furia y urgencia, con ganas de derramar la leche cuanto antes.
Las fantasías generan frustración y congelan el tiempo. La escena se repite, la lengua vibra como ala de abejorro, el sexo femenino se cubre de miel (sobreviene un nuevo espasmo) los dientes estiran como chicle el pequeño pene femenino, moribundo de deseo, mientras la mente, mi mente, lucha vanamente por quedarse allí: un ruido cualquiera desvía los ojos hacia el objeto que lo produjo y la vulva desaparece, palpitando. Pienso entonces en aquel juicio de Truman Capote acerca de su obra ("había demasiadas partes en las que no había escrito todo lo bien que podía hacerlo, en las que no me había entregado por completo") y pienso inmediatamente después qué diría Truman Capote de mi propia obra; más bien, cómo se burlaría de mi obra ante sus amigos, con esa genial mordacidad de maraco asumido. "Este chilenito describe una calentura, ¿qué es esa cosa nueva de la que habla?", pienso en Truman, en el genio sobredimensionado de Truman y vago por el parque, pienso en mi triste destino de poeta de segunda, de poeta que nunca podría enunciar algo coherente en la página cultural y ya oriento mi cómoda barca autoflagelante hacia la laguna del pesar cuando desde la nada emerge la vulva rosada y peluda, se me echa encima, me suplica, se urge y me devora...

3 comentarios:

Thérèse Bovary dijo...

¡Qué cuento, Dr. Vicious! Me imagino que a su personaje no habrá de faltarle lo que busca. Se ve que es usted un hombre adorable para las mujeres ardientes.

Anónimo dijo...

Una de las cosas que más me gustan de sus escritos, Dr. Vicious, es que haciendo pequeños cambios en sus relatos. Siempre agrega algo nuevo que hacen de sus historias una especie de remake del folletín. Entonces aquí tiene a sus lectores atrapados, volviendo una y otra vez, a ver qué sigue, cómo sigue y qué cambió.

Le dejo mis besos y mi admiración por su gran talento, ante el cual me inclino siempre.

Anónimo dijo...

Me produce tristeza la tristeza del personaje.