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miércoles, mayo 09, 2007

La felicidad

Le pregunté entonces a la señora Estela por qué siempre se la veía tan feliz y me contó que ella no se hacía problemas por nada, algo de problemas se hacía, pero no tantos. Cuando descubría que las cosas no tenían solución prefería dejarlas donde estaban y cuando tenían solución simplemente las solucionaba. Me dijo que a veces la solución de los problemas no estaba en sus manos sino en las de otros. En tales casos ella trataba de influir en los demás para que las cosas se solucionaran, pero si eso no resultaba no sentía ninguna amargura, ya que le cabía la sensación de haber hecho lo humanamente posible. Le pregunté entonces si no consideraba que esa filosofía de vida demostraba que ella era una persona indolente, considerando sobre todo que su hijo había sido ajusticiado por una banda juvenil por un asunto de drogas. Tras pedirme que le explicara qué quería decir "indolente" me contestó que no, por dos grandes razones. Uno porque ella nunca había sido dueña de su hijo y dos porque dijo haber hecho lo imposible para que éste primero no cayera y luego, se saliera del mundo de la droga. No contento con su explicación, pero notando que objetivamente la señora Estela se mostraba asaz serena y dueña de una objetiva alegría interior, le pregunté si el hecho de haber dado muerte al menor que apuñaló a su hijo no le producía una sensación de rabia basada en la venganza o de culpa basada en la transgresión de la ley. Me dijo que ninguna de las dos, porque el haber dado muerte al homicida de su hijo lo consideraba la reacción normal de una madre abatida y el que estuviera presa era la demostración de una falla de la justicia, aunque prefería creer que su detención sería momentánea. Antes de retirarme le pregunté si no le afligía ser acusada de incendiar la casa de los hermanos Meléndez, también victimarios de su hijo, y si no temía represalias. La señora Estela se extrañó de ambas preguntas. "El que nada hace nada teme", me dijo y agregó: ¿Cuál era la otra pregunta? Se la repetí: le pregunté si no se consideraba una mujer pirómana. "No, me dijo, porque les incendié la casa para limpiar el pecado de sus vidas, no mis propios pecados, que los tengo, y hartos, pero no ése de la piromanía, que hasta donde sé tampoco es un pecado sino un vicio". Le pregunté si se sentía en paz con su conciencia y si no prefería que intentáramos mejor con la estrategia de la insania. Me preguntó qué significaba "insania" y yo le dije "patología síquica", no me atreví a decir locura. Algo entendió pero no totalmente, porque en su explicación esbozó argumentos relativos a la vida de las aves. Me dijo textualmente: "Mire, mijito, perdóneme que lo trate así, pero usted es muy joven y hay cosas que no entiende. Hay aves de la misma especie que no siempre vuelan lo alto que desearían. Vea allí a los patos: unos atraviesan continentes y otros apenas son capaces de atravesar el gallinero, ¿me entiende?". Yo le seguí el juego y ella continuó: "Entonces, si una persona se atreve a volar más alto que los demás, ¿qué hará el pato del gallinero? Le echará la culpa al empedrado y tratará de hacerla pasar por loca, digo a esa persona que sobresalió del grupo, ¿me entiende?". Cada vez me era más difícil seguirle la corriente; además, se estaba haciendo tarde y en el City Bar me esperaban Faúndez y Diéguez con los martinis servidos. "Se lo voy a resumir en una sola frase, mijito: No se preocupe tanto por mí, que soy feliz, sino por aquellos que realmente sufren desgracias. Haga lo justo y lo necesario, que Dios se encargará de lo demás".
Abandoné el recinto intranquilo. Me sentía más cliente que abogado. Y desde luego pecador.

3 comentarios:

mentecato dijo...

Vengo desde Fortunata, quien recomienda venir aquí al lugar del escritor top, según palabras de tan insigne Fortunata.

Un abrazo, distinguido amigo.

Fortunata dijo...

Me encantó. La felicidad de asumir los actos que con lleva volar por los cielos....y todas sus consecuencias....
(Sí, Top, top, top)

Besos

Thérèse Bovary dijo...

Estoy plenamente de acuerdo con la dulce Fortunata

Más besos