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miércoles, agosto 19, 2009

Revolución, contrarrevolución

En qué me aventaja, en la ingenuidad de su fe
En qué la aventajo, en que la conozco y no me conoce
En qué me aventaja, en la locura de su convicción
En qué la aventajo, en que he reunido algún dinero
Ella no muere, a mí se me van los años
Pero ahí, ¿de quién es la ventaja?
Habría que discutirlo

Decían que ya se había visto todo, que no había nada nuevo bajo el sol
Pero llegó esta diosa, se quedó y antes desordenó la casa
Será mi presente, debe serlo, me gustaría que así fuera
Pero la pura verdad es que siempre será Ella

La diosa levanta la marea, me desea en la playa
Como tantos esqueletos de cangrejos

Mi verbo es contrarrevolucionario
Ella es la metáfora de la revolución
Yo no represento a nadie, a lo más a uno o dos seguidores de La bella molinera
Ella representa a miles, a millones
Pero esos dos o tres al menos me hablan
Mientras que la diosa no le habla a nadie y ellos no se hablan entre ellos

El sol es el mismo para todos
Se anuncian nuevos días, es verdad
Las nuevas flores del ciruelo no serán las del año que pasó
Llegará ese amanecer que no veré
La deidad velará a sus muertos
Dará de mamar a sus retoños
Los retoños se harán fuertes
La sobrepasarán en altura y poder
Se le acercarán, la dejarán atrás
Y de pronto estaremos sepultados
No todos
Algunos serán cremados
Y no pocos desaparecerán sin dejar huellas

La diosa no nos ama, sólo se ama
La querría siempre a mi lado
¿Quién no querría que así fuera?

Un día me humillé y se lo pedí de rodillas
Quédate conmigo, no me dejes, no me desprecies, no quiero envejecer
Yo era una pizquita mayor; apenas le llevaría un par de años
Se fue igual
En estricto rigor, el que abandonó fui Yo
Ella se quedó al borde del arroyo
Adorada por sus fanáticos
Apenas sobresalía en ese carnaval del bosque
El mundo se desplomaba, mas los dementes lo sentían renacer
Ella no los sacaba de su error y reía a mandíbula batiente
Vestida de tul
La llamaba, le suplicaba a la distancia, bien lo recuerdo
Así se fraguó mi contrarrevolución

He aprendido tantas cosas
A verme desde afuera, a otear, a descubrir el noble corazón del sabandija
Bien abrigado se piensa mejor
Los guantes de cuero y el talco de peluquería dan un aire
Hacen la diferencia
Mi contrarrevolución no detendrá al mundo
A lo más la hará ruborizarse, le pellizcará las nalgas
Un pequeño golpe de suerte
Y tal vez me cuele de improviso
En su momentánea estantería

1 comentario:

Sandra (Aprendiz de Cassandra) dijo...

Desde que era muy pequeña he contado los años por los ciruelos en flor. Nunca me importaron los primeros de enero, ni los felices cumpleaños...
Para mi los ciclos eran los colores de mi ciruelo, blancos, rosados... todo él vanidoso vestido de seda.

La revolución me gusta, pero duele esperar en la orilla, tanto como callar.
Ahi se fragua mi contrarevolución.

Besos,
(S)