Visitas de la última semana a la página

martes, mayo 11, 2010

Aún

Las hojas de la alcachofa se van juntando en el plato, extraída su carne, y a la alcachofa ya se le empieza a ver su centro. Es un corazón que se va haciendo cada vez más pequeño y que, si se sigue con el procedimiento de deshojar la alcachofa se reducirá a la nada, de un momento a otro.
No es poética la metáfora para ilustrar mi propio avance. Últimamente percibo a través de leves señales que estoy acercándome a mi centro, y lo que atisbo no es bueno. Debajo de las hojas está apareciendo un cogollo de crueldad, egoísmo y vicio.
Las hojas que cayeron al plato, ¿qué nombres tenían?
La de más afuera, grande como una galería de estadio de fútbol, se llamaba Inocencia
Le seguía la hoja de la otra galería, Culpa
Debajo de ellas se escondía Ansia
A su lado, dando la vuelta, Ambición
Más abajo, la hoja Ingenuidad
Todavía más abajo, Avaricia, Narcisismo, Ramplonería y Vanidad
Casi al final, Miedo
Bajo el Miedo, Desaliento
Bajo el Desaliento, Resignación, una hoja transparente
Y llegando al corazón, Generosidad
Veo esas hojas usadas encima del plato. Ya no dan ganas de hincarles el diente, porque están comidas. Parecen estorbos cóncavos, unas encima de otras, material para la basura.
Resplandece sutilmente el corazón de la alcachofa.
Aloja Crueldad, Egoísmo y Fantasía. Un torrente le brota de un borde; es un torrente de Amor.
Penoso es darme cuenta de quién soy, penoso es no querer cambiar, penoso es entregarme a la verdad, penoso es taponearla.
Ya he vencido antes a los ángeles caídos, he pasado pruebas. Aún soy dueño de mis actos; me queda la conciencia.
Cuando se abra el corazón se verá el Vacío, se verá a Dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnífico texto.

Aun queda esperanza....

Un abrazo