He visto en sus ojos una gran tristeza; le han comunicado que su vida se va a acabar. Ya no es inmortal, como nosotros.
¿Por qué brinda, entonces? Ahí lo tienen, con su copa en alto, su cara colorada y una sonrisa que sus ojos desmienten.
Brinda por un nuevo amanecer, y nosotros brindamos por él.
El león se ha suavizado, pero no ha caído. Aún domina la sabana desde su inalcanzable promontorio. Todavía podría matar; el tema es que ahora le falta convicción y le sobra humanidad. Las fieras lo ven alicaído e intentan acercarse, cuidado, no es momento aún de cantar victoria, deben retirarse al herbazal, el tiempo de las bestias no ha llegado. La vida, incluso si se acaba, puede ser eterna.
¡Mil años más de vida al viejo león atribulado! ¡Loor a su nuevo amanecer!
Mi nombre no tiene importancia, mi edad tampoco. Sólo diré que mi título de Vicioso y Hombre Malo me fue conferido, tras estudiar la vida entera en su academia, por una milenaria formalidad ideada naturalmente por los hombres. Y que si de algo soy testigo es de un derrumbe moral que me ataca por todos los flancos y me obliga a sumarme a él, en el entendido de que la verdad no es otra cosa que aquello que todos tratan de ocultar.
1 comentario:
!Mil años más de vida al viejo león atribulado!
Algunos quieren preparar el banquete antes de haber preparado la comida.
Un abrazo
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