Mi nombre no tiene importancia, mi edad tampoco. Sólo diré que mi título de Vicioso y Hombre Malo me fue conferido, tras estudiar la vida entera en su academia, por una milenaria formalidad ideada naturalmente por los hombres. Y que si de algo soy testigo es de un derrumbe moral que me ataca por todos los flancos y me obliga a sumarme a él, en el entendido de que la verdad no es otra cosa que aquello que todos tratan de ocultar.
Visitas de la última semana a la página
domingo, septiembre 23, 2012
La naturalidad
¿Hay algo más difícil que la naturalidad, en el entendido de que se habla de dos personas que se conocen hace mucho tiempo y que en un arranque del corazón desean entregarse el uno al otro?
Pues de todo acto se sospecha y cada avance lleva de antemano a un destino.
He allí el drama del matrimonio mal avenido.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario