Visitas de la última semana a la página

jueves, abril 25, 2013

El vago

-Su nombre.
-Samuel Martínez Lara.
-Su edad.
-27 años.
-Profesión u oficio.
-Empleado.
-Renta mensual. Últimas tres liquidaciones de sueldo.
-122.345 brutos. Acompaño documentos.
-Está bien. Tome este número, pase a la segunda sala y espere el llamado.
(Dos horas después).
-¡160-C!
-Mi número.
-Pase.
(Entra, se sienta).
-¿Don Samuel Martínez Lara?
-Sí.
-Dígame qué se le ofrece.
-Ya lo sabe. Vine a cambiar de piel.
-He leído sus antecedentes. Permítame hacerle unas preguntas antes de dar curso a la operación.
-Pensé que si reunía los requisitos... eso decía el aviso.
-No le estoy negando sus derechos; sólo quiero limpiar eventuales vacíos... ¿No está conforme con sus ingresos en la compañía en que trabaja?
-Al contrario.
-¿Y para qué quiere cambiar de piel? ¿Ignora acaso que si lo hace renunciará a ese ingreso seguro?
-No. Lo sé perfectamente.
-¿Y entonces?
-¿Debe saberse la verdad?
-Sí.
-La verdad es que lo hago porque asumí que soy un vago. Decidí vagar lo que resta de mi vida, aunque sea pagando el precio de la pobreza. No concibo esto de otra forma que observando a la gente, a los animales y a las plantas, a las nubes y a la bóveda celeste. Mirar como idiota es mi aspiración.
-La sociedad condena a personas como usted a la miseria.
-Nadie querrá pagarme el oro que valgo, pero rendiré más que el eficiente empleado que soy.
-¿Por qué?
-En las escaleras del Metro sobra gente inmóvil, apurada.
-Abandona usted el juego del mecano de la vida. Eso a nada bueno conduce.
-Me hace dudar con sus preguntas.
-Esa ventanilla de ojo de buey que está viendo con sus propios ojos, aquella que abre las puertas del quirófano, hará de usted un hombre en carne viva. Apenas sea dado de alta se arrepentirá de lo que ha hecho.
-No me amenace.
-Acompáñeme entonces al quirófano, y que no se hable más.



No hay comentarios.: