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viernes, marzo 29, 2013

Contención

Sólo faltan dos cuadras, dos cuadritas... ahora falta una cuadra y media... cuadra y media... cuadra y media... cuando llegue al árbol de la esquina faltará una cuadra, pero aún queda bastante, varias casas, un par de edificios para llegar al árbol de la esquina... ahora falta una cuadra... una cuadrita... ya se ve la casa, hay que sacar las llaves, tenerlas listas, llegar y entrar, una cuadrita... ahora es media cuadra, media cuadrita... media cuadrita, no pasa nunca el tiempo... ya está llegando, ya se puede decir que llegó, ya salió adelante.... ya se está salvando...
-¡Pero papá, qué te ocurre!
-¡Déjame pasar, tonta!
-¡Ja ja ja! ¡Estás loco, viejo!
Adentro, al fin sentado, es como un barco que se va a pique, como un cohete gigante que se lanza con violencia, dejando tras de sí una estela rabiosa de fuego, una mezcla de satisfacción y dolor, una suma de sensaciones que sobreviven al big bang del universo...      

lunes, marzo 25, 2013

El Hombre

Había otros cuerpos junto al suyo; unos se movían apenas, otros lucían estáticos, en posiciones extravagantes. Algo lo hizo mirar hacia sus pies: le faltaba uno completo. Más allá que eso le costaba ver, incluso discernir, por el eco del estallido en su cabeza y el polvo en suspensión. La calle entera huía, pero unos pocos fanáticos se acercaron, tantearon la escena, lo metieron a un vehículo y se lo llevaron, olvidándose del resto.

jueves, marzo 21, 2013

La plancha, el taladro y la escalera humana

"El fútbol es simpleza: yo hacía el pase antes de recibir la plancha", explica con un saltito y un movimiento de caderas.
Se va haciendo tarde; es hora de marcharse.
"Un día fuimos a jugar a Antofagasta y el arquero me invitó a la casa de su sobrina. ¿Y qué llevái en ese paquete? le dije, y sacó un taladro. En la noche hizo un hoyo en la pared con el taladro para mirar a la sobrina".
Alguien consulta su reloj.
"En Temuco fuimos al hotel Central, que ya no existe. En la pieza, Arias se puso abajo, Abarca se paró en sus hombros y Ramos se encaramó sobre Abarca. Ramos veía a la administradora que estaba en el baño y les contaba: Se va a sacar la ropa... se quitó el vestido... se bajó los calzones... ahora se está jabonando, pero Arias no dio más y se vinieron todos pabajo".
Nos despedimos.
En la calle las piernas pesan y el calor arrecia: el cansancio invita a la lengua a reposar.

lunes, marzo 18, 2013

Dos padres como estatuas

Volvió y se quedó de espaldas, pegada a la puerta, protegiéndola de la invasión enemiga. Estaba segura de que la venían siguiendo. El cerrojo doble y el peso de su propio cuerpo no bastaban para impedir el ingreso. Sudaba y respiraba con dificultad, como si el corazón apenas le cupiese en el tórax.
Sus padres la miraban y con sus mediocres exigencias de siempre parecía que la estuviesen recriminando. Estaban sentados frente a ella, como estatuas. Cada uno en su sillón. Amarrados a sus muebles con un tipo de alambre fino y resistente. Sendos agujeros en la frente. Los asientos se iban llenando de un líquido viscoso.

jueves, marzo 14, 2013

La visión

La amó, pero sobre todo la deseó con una pasión enfermiza, derivada del aparente desinterés que ella le demostraba cuando se trataba no de hablar de sexo, sino de tener sexo. A veces despertaba en las noches y la acariciaba con el máximo sigilo, para permitirse el malsano placer de sentir que ella gozaba en sueños. Sin embargo jamás intentó conquistarla al estilo de lo que esperan las mujeres de los hombres.
Los años pasaron, no en vano.
Una noche, sentado en su sillón, leía un buen libro cuando la vio bajar del segundo piso. Vestía prendas de lencería de colores chillones. Desde la escala lo miró con una sonrisa idiota, sin decirle nada; él veía en su cuerpo el de una puta en el ocaso, mantenía el libro entre sus manos y no hallaba qué hacer.

viernes, marzo 08, 2013

El pianista

¿Qué podía hacer cuando no hacía lo que el destino le ordenaba ser?
El pianista, concentrado en algo que guadaba en su mente, a toda vista ansioso, se paseaba por la habitación, donde reinaba el piano de cola. Lo tenía frente a él desde cualquier ángulo de la pieza, y aun así lo evitaba. Una ventana le indicaba el mundo exterior. Las ramas de unos árboles, moviéndose con el viento que anunciaba lluvia, lo llamaban a salir y cambiar de vida, pisar el pasto mojado, sentir el aleteo feroz de los gansos migratorios sobre su humanidad, pero él permanecía mudo frente a esas ramas, tal vez sin siquiera verlas, sin saber que estaban allí, que existían. Lo único que tenía claro es que momentáneamente le daba la espalda al piano. La orden tácita era darse vuelta, volver a sentarse frente al monstruo de madera, sacarse el lastre que le llenaba la cabeza de sonidos.
La obedeció, angustiado, y hundió sus dedos en las teclas.

miércoles, marzo 06, 2013

La verdad

Si una ideología apela al instinto, a la riqueza y al individuo mientras otra lo hace al corazón, a los pobres y al reparto de los bienes, la primera tiene la batalla perdida en el campo de las redes sociales, porque la gente posee una idea irreal de sí misma. ¿Quién se negaría a adherir a la compasión? ¿Quién abrazaría la causa de la crueldad?
Y la verdad sigue escondida.