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domingo, marzo 09, 2014

El oficio

-Buenas tardes.
-Buenas tardes, señora.
-Mire, lo estoy llamando porque... usted no sabe... usted no me conoce, pero yo soy vidente.
-Dígame qué se le ofrece.
-¿Se da cuenta cuántos temblores en los últimos días?
-Sí, ha temblado harto.
-Yo soy vidente, veo ángeles... pero no vaya a pensar que estoy loca. La última vez que vi un ángel fue antes del gran terremoto. El ángel me anunció el terremoto, pero usted no me va a creer.
-¿Piensa usted que se avecina un terremoto?
-Eso es, como usted dice. No estoy loca, no lo vaya a pensar. Aló. Aló. ¿Me está escuchando?
-Sí señora, la escucho.
-Yo veo ángeles, pero no estoy loca. Ayer se me subió una gallina a los brazos, igual que la otra vez. Usted sabe que las aves son capaces de anticipar los grandes terremotos.
-¿Cuándo va a ser el terremoto?
-La próxima semana. Va a ser fuerte. Y lo llamo para que se tomen medidas y se proteja a la gente. A los viejitos, a los niños que viven en los edificios. Una gallina que se sube a los brazos no puede estar mintiendo, caballero.
-Muchas gracias por llamar, señora. Déjeme sus datos, porque más tarde la trataremos de ubicar para publicar la noticia.
-Cómo no.

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