Visitas de la última semana a la página

jueves, diciembre 15, 2005

Megalómano

Megalomanía, la mierda que llenó el seso de los hombres y que me ha hecho ser como soy. ¿Cuándo decidí adherir a esta locura? Antes los hombres se consagraban a Dios; los románticos daban sus vidas por salvar a Grecia del ataque de los turcos, los bolcheviques enarbolaban rojas banderas y canjeaban sus almas por las escamas infinitas de un monstruo marino llamado Leviatán, corrientes barbadas así como ésas daban que pensar e insuflaban el espíritu de un aire raro, como de fiebre nocturna. Yo alcancé a conocer algo de aquello en mi juventud, pero ahora qué soy de verdad bajo mi abrigo negro, qué he sido siempre en el fondo: un megalómano, a eso he sido condenado, a que la sociedad me desgarre cada tarde las entrañas, luego de volver del supermarket con las compras del día. Esta sociedad que me transformó en pigmeo, en cabeza de aguja, en gota invisible de agua, en número, ahora me hace dios, Dios mío dónde estás si es que estás, si es que alguna vez estuviste, eso qué importa pero antes importaba y cuánto, qué inmenso era el temor de Dios, qué indudable su poder y qué pequeños y minúsculos se sintieron los hombres y con cuánta fe entregaron sus vidas en defensa de la causa que fuese, yo no, siempre fui un megalómano, pero hoy más, porque hoy ni siquiera hay Dios, todos somos pequeños dioses que lamemos nuestras heridas en los blogs, que son los reinos de la pacotilla, sin Dios la tierra se plagó de reyecillos inmortales pendientes del lengüetazo anónimo; ya no acuden a la iglesia a prosternarse, ya ni siquiera oran en la soledad de sus moradas, ¡ah, cuánto me hace sufrir esta vida!, a veces siento que no podré continuar, a veces me arrepiento de ser malo, de matar a diestra y siniestra, de regar campos y ciudades con vejigas de hiel, a veces quisiera ser bueno por un minuto, aunque fuese de mentira: pasar la mano por una mejilla tibia, sentir cómo una palabra mía hace brotar una lágrima de amor, ya estoy desvariando nuevamente, se nota que estoy en un mal día, no puedo caer en ese tipo de obscenidades, he jurado no hacerlo, la más oscura oscuridad, la más negra de todas es la voluntaria y el mejor paseo es aquél del oso pardo en el zoológico, ¿lo han observado como se pasea en su jaula? ¿Han ido últimamente al San Cristóbal? Vayan y lo verán caminar de un lado a otro, evitando chocar con el tronco que se le pone por delante, de un lado a otro día y noche hasta llegar al tronco y vuelta, aunque no haya niños ni grandes que lo aplaudan y le arrojen peras, aunque desfile bajo las estrellas mudas, caminar por vocación esquizofrénica, pasar la vida caminando encerrado en una jaula como lo hacen los megalómanos en sus reinos de cristal líquido...

4 comentarios:

Lino Solís de Ovando G. dijo...

¡¡Ya salió el primer capítulo de Jirafales. No te la pierdas. Y con ilustraciones propias!!

http://tresjirafales.blogspot.com

(Seis manos para una novela en capítulos)

con. dijo...

¿Por qué tienes tanto miedo?


Y así te pasas la vida con una actitud apática e indiferente. Qué raro es esto. Justamente porque todo te parece tan relevante te haces cargo de esa imagen extraviada.


Agradable texto, de todos modos. Adieu, Sr. Megalómano.

Carolina Moro dijo...

Interesante asociación. Eso de la megalomanía y los zoológicos y el cristal. La maldad se reprime sólo un poco. Espero que sólo un poco.

Corregí el error. Gracias.

Ligustrino Campana dijo...

¿Va a conquistar el mundo, don? Avise que yo aplaudo. Incluso hasta podría confeccionarle una corona con antorchas y bengalas automáticas. Si necesita un aliado o una mano, no dude en llamar.