Visitas de la última semana a la página

martes, mayo 29, 2018

El mundo es una casa de locos y yo alquilo una de sus habitaciones

Más allá de San Alfonso, ya en los mismos pies de la Cordillera de los Andes, el cielo blanco anticipa lluvia y ensombrece el alma, presagiando desgracias. Levanto la vista desde la berma, la fila interminable de vehículos volviendo a sus hogares, mientras espero que salgan unas empanadas desde el horno de barro.
La tarde del domingo arrastra consigo ese misterio centenario que incuban los domingos. La noche del sábado ha sido la culpable, con sus embustes de vino y brindis y esperanzas.
El puñado de álamos sobrepasa la altura de los cables de la electricidad. Sus ramas peladas, rayas negras que se cruzan sobre el cielo blanco. Hojas amarillas se transfiguran imperceptiblemente sobre la tierra por el solo derecho concedido por la tradición. Las hojas de los castaños frondosos -otra historia, otra tradición- se mecen firmes con el viento tibio. Detrás de los castaños se adivinan dos moles: una casa de piedra y un hostal vacío.
No se puede huir de esa visión, debe conservarse, sin ademanes de arrojo, debe uno atornillarse a ella, resignado, porque los presagios anteceden al cielo blanco, a las ramas peladas y a la casa de piedra. La visión materializa el presagio, lo torna visible a los ojos.
La barca va venciendo el vaivén de las olas en un marco de silencio. Los funerales suelen ser así; los cuerpos caminan desestibados rumbo a la última morada del cadáver, el cortejo avanza, meciéndose a los lados. Las gaviotas rozan alas de sombreros, susurran cantos ignorados y el cielo, siempre blanco, no dice una palabra.
No es la hora de morir aún, pero parece que lo fuera. Me lo advierten los sueños, el paso de las horas. Todo proyecto queda relegado hasta que vuelvan los tiempos leves.
Ser alegre, revivir desconcentrado. Abrirse a la vida como la barca que va venciendo a las olas, pensar en cada ola, olvidar que se es la barca.
El mundo es una casa de locos y yo alquilo una de sus habitaciones.

No hay comentarios.: