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domingo, septiembre 09, 2018

El violín y la voz

El día del vino es otro de los inventos nuevos; se celebra tomando vino más barato que el que se vende los demás días, no tanto como para que no les convenga a los bares y restaurantes, y así las parejas y los amigos concurren a sus locales favoritos y ordenan sendas copas con un acompañamiento ordinario, por ejemplo un platón de papas fritas cubiertas de queso. Se trata de que la plata fluya siempre de mano en mano y así la vida prosiga su curso.
Un dúo de artistas quería entrar al local a tocar sus melodías, eran estos un violín y una voz que procuraban hacer la ganancia del día, mas sus intentos resultaron vanos, de modo que se conformaron con tocar desde afuera. A la salida recibían de los clientes alguna moneda huacha, que alcanzaba justo para no abandonar sus ambiciones. En cuanto a los transeúntes, casi todos pasaban mirando; uno que otro se agachaba al estuche forrado de terciopelo negro, gastado, brilloso, y echaba una gota de agua al océano.
Cerradas las puertas del bar repartieron las contribuciones, se besaron y separaron sus caminos. El violín subió a la micro, sin pagar, y a los veinte minutos llegó a una casa cubierta de rejas; rejas en el antejardín, en la puerta, en las ventanas, en los balones de gas, detrás de las cuales lo esperaban una mujer, sus tres hijos y su padre. El viejo lo miró, sin reconocerlo. El violín lo besó en la frente, dejó el estuche en lo más alto del estante y se sentó a la mesa, donde la mujer le sirvió un vaso de jugo en polvo y un plato de porotos hasta los bordes, como al violín le gustaba. ¿No hay bebida? Se acabó, y ella giró la cabeza hacia el cuarto de los niños. Los niños miraban la televisión y peleaban; la mayor le dio un coscorrón a la del medio y el niño, que terciaba en la disputa, se echó a llorar tras recibir un castigo inesperado de las dos, quienes al segundo se apiadaron de él y lo hicieron dormir entre ambas, al medio de la cama.
Se apagaron las luces de la casa y se hizo el silencio. ¿Cómo se portaron los niños? Bien. ¿Y el viejo? Hoy estuvo tranquilo, ni se movió. ¿No le dio por arrancarse? No, estuvo tranquilo.
La mujer le habló al oído.
Tái llegando con poca plata, búscate un acompañante y te va a ir mejor.
Sí, lo estaba pensando.

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