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viernes, marzo 08, 2013

El pianista

¿Qué podía hacer cuando no hacía lo que el destino le ordenaba ser?
El pianista, concentrado en algo que guadaba en su mente, a toda vista ansioso, se paseaba por la habitación, donde reinaba el piano de cola. Lo tenía frente a él desde cualquier ángulo de la pieza, y aun así lo evitaba. Una ventana le indicaba el mundo exterior. Las ramas de unos árboles, moviéndose con el viento que anunciaba lluvia, lo llamaban a salir y cambiar de vida, pisar el pasto mojado, sentir el aleteo feroz de los gansos migratorios sobre su humanidad, pero él permanecía mudo frente a esas ramas, tal vez sin siquiera verlas, sin saber que estaban allí, que existían. Lo único que tenía claro es que momentáneamente le daba la espalda al piano. La orden tácita era darse vuelta, volver a sentarse frente al monstruo de madera, sacarse el lastre que le llenaba la cabeza de sonidos.
La obedeció, angustiado, y hundió sus dedos en las teclas.

1 comentario:

La Lechucita dijo...

La angustia del artista cuando tiene que acometer la obra.... reconozco muy bien esa emoción.
Un abrazo