Visitas de la última semana a la página

jueves, abril 29, 2021

La serpiente moribunda

Mi hijo me ha contado un sueño y yo apenas lo he escuchado. Estábamos preparando el almuerzo en la cocina, él llevaba una serpiente, pero se le resbalaba y se le caía al agua. Sentía una tremenda ansiedad al ver que la serpiente trataba de sobrevivir no a pataleos, porque las serpientes no tienen patas, sino dando latigazos con su cuerpo, sin poder gritar, y él no podía rescatar al animalito inocente e inofensivo. Le tendía un tallo seco que llevaba pero no lograba sacarla del agua, que al parecer era el agua de una piscina. A continuación la buscaba en unos pantanos y golpeaba el palo aquí y allá en el fango, y la serpiente no salía, hundida como se hallaba bajo el lodazal. Finalmente despertaba llorando, angustiado, en el departamento en el que dormía junto a su hijito, mi nieto.
Horas después, por la noche, que es cuando tiendo a reflexionar sobre los hechos que solo en ese instante surgen como los más importantes del día, reparé en mi falta: dejé pasar un momento precioso para acercarme más a él, para sentirlo como a un igual.
Mi análisis me dicta que él temía perder algo muy preciado que se encuentra dentro suyo, que es su vertiginosa y plástica imaginación, o su poder musical de tan frágil sustento, o tal vez su bondad marcada por la inocencia, que se le escapaba entre los dedos pero que seguía estando a la vista, y luego se le iba hundiendo en una zona viscosa, como son las aguas de un pantano o las marcas que va dejando la vida. No soy capaz de darle más interpretaciones al sueño; pero sí de interpretar mi reacción ante ese pequeño episodio vivido en la cocina. He juzgado siempre con severidad su débil sentido de la vida material; admiro las profundidades de su genio poético, lo sobreprotejo y lo amo como ama un padre bíblico a su hijo.

martes, abril 27, 2021

Qué me ha enseñado todo esto. Tardes de agobio

Qué me ha enseñado todo esto. Pues, que mi vida se ha edificado sobre la base del miedo. He ido construyendo lentamente, con la paciencia y la perseverancia del avance de las obras de una catedral del medievo, una vida que paradójicamente me ha brindado más incertidumbres que certezas. Cunden los temores; pisos y techumbres hacen agua y en medio del constante aguacero real y sobre todo imaginario, el ahorro se acumula en cofres ocultos en el sótano. Desde luego, y si es que antes no me son arrebatadas por las águilas humanas de rapiña, se trata de monedas de oro que quedarán allí guardadas hasta el día de mi muerte, cuando por fin mi alma se libere del estado de ansiedad en que ha vivido. 
Porque claro está que el cambio no es posible. La conducta se puede cambiar, esto es, las acciones, el modo de vida, los hábitos, pero no las emociones que generan los hechos; están demasiado abajo como para que el maestro descienda con sus herramientas de gasfitería y las modifique.
Apuestas, riesgos, valentía, pasión. Grandes objetivos. Gracias, me inclino ante esos temperamentos que abren puertas y disfrutan de la vida en todo su esplendor, pero modestamente... paso. Me esperan los andamios, faltan ladrillos que instalar.

En las tardes de agobio me refugio en Bach y en Borges, porque me parecen estar más allá de este mundo. Me parece el de uno un mundo que se conecta a Dios a través de lo más profundo que ha sido capaz de entregarnos la música; me parece el del otro un mundo que, sin burlarse de mi ignorancia sino haciéndomela ver tácitamente, se sostiene en la historia, en el pasado. Ciegos ambos, pudieron acercarse más que los pisatierras engreídos a la esfera celestial, y eso le devuelve algo de fe a mi espíritu.

martes, abril 20, 2021

El oro de los tontos

En un viejo y feraz reino detrás de las montañas el terco león fue acusado de intentar cumplir la ley de la selva. Los ávidos lobos lo condenaron al destierro y se repartieron el botín. Tras lamer hasta la última gota de riqueza empezaron a mirarse a las caras entre ellos. Años después, el reino hecho cenizas exhibía vergonzantes cuerpos esqueléticos de animales que vagaban por la selva con la mano abierta y la piel hecha jirones, y nadie tenía qué ofrecerles para calmar el hambre. Entonces comenzó el éxodo en busca del oro de los tontos.

miércoles, abril 14, 2021

Teoría del conocimiento de la personita. Breve ensayo

La personita nace con inteligencia, pero sin ideas. Las ideas las va adquiriendo a fuerza de repeticiones y se las van metiendo en la cabeza sus mayores. Mientras más tiempo la acompañen, más ideas le meten en la cabeza. Por ejemplo, si pasa más tiempo con su mamá, la mamá le meterá más ideas en la cabeza. Si pasa más tiempo con la asesora del hogar, la asesora del hogar le meterá más ideas en la cabeza. Las primeras ideas que se le meten en la cabeza son las ideas de que las sensaciones son buenas o son malas. Si a la personita le hablan con cariño y le mecen la cuna, la personita se irá formando en la idea de que la vida es placentera. Si a la personita la tratan a gritos y golpes, la personita tenderá a creer firmemente que el dolor y el miedo son lo más importante de su vida. Superados los primeros meses de crecimiento, como especula la ciencia, la personita comienza a formarse una idea de sí misma y del mundo. Ya más grandecita la personita, sus ideas chocan con las de sus amigos y amigas del curso, lo que expande o reprime su entendimiento. Con la adolescencia y luego con la mayoría de edad se puede decir que ya se ha formado "ideas propias". Por ejemplo: Colo Colo es Chile, los de la "U" son los leones, los pacos son asesinos, hacer las tareas es bueno, la política es un nido de corrupción, los curas son pedófilos, la marihuana hace bien y no es dañina, es bueno incendiar de vez en cuando las iglesias para manifestar la rebeldía idealista, es bueno responder a golpes si la personita no es bien atendida en el consultorio, los tiempos nuevos traen nuevas y mejores ideas y hay que adherir a ellas. Y así se van sumando una idea con otra, hasta que la personita deja de crecer y aprende a sumarse al resto, como las ovejas se alinean al ladrido del perro; luego se va haciendo viejita, termina de hacer su pequeño aporte al mundo y finalmente desciende al polvo de donde surgió. 
Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que ninguna de sus ideas fue suya o le llegó del cielo. Solo los grandes genios crearon nuevas ideas. Las demás personitas tuvimos que conformarnos con creer que nuestras ideas, aun las más íntimas y personales, se nos ocurrieron a nosotros, en circunstancias que las traíamos del espacio interestelar, presentémoslo así, o que alguien más vivo nos las metió en la cabeza, lo más recurrente.
De modo que la humilde pregunta que le haría a la personita es: ¿De dónde sacó las ideas que repite como loro en los muros de la ciudad, en los debates, en el café, en las charlas de sobremesa, en el Parlamento? Piense y confiéselo, estimada personita: ¿Las sacó de un libro, las sacó de Twitter, las sacó de una influencer, las sacó de una película, las sacó de su mamá, las sacó de su tío, las sacó de su pareja, las sacó del Partido, las sacó de "la sociedad", las sacó...? sí, es verdad, admítalo, nada de lo que usted piensa y nada por lo que usted lucha es de su autoría. Copy-paste no más.
En cuanto a la personita que soy yo, debo admitir que se indigna al constatar estas verdades; no le hace bien llenar de bilis su estómago. Cuando pase todo esto se dirá de ella: se distrajo en minucias. 
 

domingo, abril 04, 2021

Vientos de otoño

Votaron por Aylwin y por Frei, años después renegaron de ambos 
Votaron por Lagos, años después renegaron de Lagos
Votaron por Bachelet, ahora último reniegan de Bachelet
¿Hacia dónde llevan los vientos del otoño a las almas veleidosas?