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lunes, marzo 28, 2016

Viña en el horizonte

Si la calle que piso me lleva a los característicos edificios del plano de Valparaíso, quiere decir que me equivoqué de bajada, de modo que debo devolver lo andado para retomar el camino a Viña del Mar.
Busco un atajo por los senderos arbolados del zoológico y cruzo una reja que da a la calle, pero se me ha hecho de noche y de pronto me hallo sobre un camino de ripio en ascenso. En vez de berma, maleza seca. Al costado, otra ruta similar, de una sola vía, asfaltada pero inaccesible.
Me encuentro con un campesino. Una lamparilla a parafina alumbra nuestro diálogo. ¿Voy bien?, le digo. "No, Viña está para el otro lado".
A buscar, otra vez, de noche y por territorios desconocidos, poco transitados, hasta peligrosos. ¿Tan difícil se me hace llegar a Viña del Mar, sabiendo donde queda la Ciudad Jardín? A lo lejos la vislumbro. En el horizonte veo sus luces, las ansiadas luces de la ciudad.
Pero antes hay poblaciones populares. Paso entre casas de conventillo, circulo por sus patios traseros, de tierra apisonada, percibo los vapores malolientes que emergen del interior de las viviendas. Es la única forma de acceder a senderos que me lleven al camino principal.
Podría ser asaltado, hay gente de la que no tengo ningún antecedente, ni bueno ni malo. Lo único cierto es que soy un desconocido para ellos, que no soy de ese grupo y que me he extraviado en lugares tortuosos por buscar la ruta a Viña.
Camino por un sendero de tierra que remata en una roca blanca, que bajo con extremo cuidado para no resbalar. A lo lejos, las luces de Viña...
Ahora ya estoy en la ruta principal. Tienden a aclararse las cosas para mí. Piso el cemento azulino y vislumbro la curva que esconde la bajada.
Antes de darnos las buenas noches, acostados, la luz apagada, le cuento el sueño a mi mujer. Le digo que me ha tenido el día entero dándole vueltas, buscándole el sentido.
-Pero si es muy sencillo -siento su voz en la oscuridad-, tú mismo lo dijiste: tienes el objetivo claro, pero hasta hoy transitas por caminos equivocados.

   

1 comentario:

Anónimo dijo...

No equivocarse de camino, cuesta. Pero encontrar el camino verdadero aun mas.
Un abrazo desde el otro hemisferio.
La Lecucita.