Visitas de la última semana a la página

viernes, junio 24, 2005

Mi primer crimen

Mi primer crimen lo cometí una mañana de agosto. Ya a las once hacía un calor espantoso y la gente, vestida de invierno, sudaba en las micros, en el Metro, en los restaurantes al paso. Vi a una chica que se paseaba por la Plaza de Armas. Tenía unos 19 años y caminaba con aire inocente y pantalones de cotelé negro alrededor de un fotógrafo de cajón.
-¿Qué haces? ¿Eres modelo barata? -le pregunté.
-No señor -me respondió con timidez- Yo... atiendo caballeros.
-Pues, atiéndeme.
Me miró, asustada, y me pidió que la acompañara.
-¿Que nunca has visto a un hombre de zapatos puntudos?
Me hacía callar.
-Shhh... -me rogaba.
-¡Ah, meretriz, no sabes con quién te metes!
Estaba aterrada. En el camino me informó su tarifa. Saqué dos billetes arrugados y los traspasé de mano.
-No... aquí no. Arriba...
Subimos a un ascensor y marcó el piso 7. Yo le presionaba las nalgas con mi humanidad. Ella chocaba una de sus mejillas contra el espejo.
-¡Caballero! -me suplicaba- así no lo atiendo.
-Tú eres la única mujer que habrá muerto dos veces -le vaticiné.
No entendió. Ya en la habitación procedió con su acostumbrado show, que me arrancó carcajadas.
-¡Ja ja ja ja ja ja ja!
-¿De qué se ríe?
-¡Ja ja ja ja ja ja ja!
Estaba semi desnuda sobre una cama vulgar de colcha vulgar y lámpara vulgar de calle San Antonio desde donde, abriendo las ventanas, se divisaba un enorme muro gris. Vestía un colaless blanco y olía a jabón.
-Date vuelta.
Se dio vuelta. Sus nalgas eran monumentales, redondas y apretadas. Su piel morena tenía la textura de una pelota de básquetbol.
-Échese encima -me sugirió.
Entonces le hundí el estilete por debajo del omóplato, atravesándole pulmón y corazón, de tal forma que la punta parecía un iceberg en su pecho. Su cuerpo me regaló unos estertores antes de morir encima de la colcha vulgar, que se iba tiñendo de rojo.
-Eres la única mujer que ha muerto dos veces en esta pieza -le susurré al retirar la cuchilla.
Nunca les susurro a los muertos. Pero esa vez lo hice. Es fácil matar pobres. A los pobres no les alcanza para abogado. Este crimen fue cometido hace cuatro años. Ni siquiera salió en los diarios.

4 comentarios:

Carolina Moro dijo...

Y la chica ni siquiera pudo intuir o adivinar lo que vendría. Su muerte obvia y la segunda, la realmente fatal.
Entonces quizás buscaba morir. Nadie reclamó su cuerpo. Nadie siquiera la extrañó. La chica con sólo dos billetes en la mano empapó el colchón con sangre. Entonces hubo dos muertes, la real y la no real.
Exactamente como ella quería. El de los zapatos con punta fue una excusa. Esas esxcusas que tienen que ver con el momento apropiado y la persona indicada.
Las dudas siempre flotarán en el aire. Es la idea no?

Cpunto dijo...

si, me gusta doctor, pero, de ser tan vicioso ud, esperarìa que me sorprendiera, es que a las mujeres de la calle, esas carnes siempres estàn en boca de asesinos y locos,
amas d ecasa tal vez, secretarias mal pagadas?
el còmo , màs que el què, me ha gustado mucho
C.

Anónimo dijo...

Me parece lo contrario de lo que dice la última intervención. Creo que al matar a una prostituta el dr tiene algo de Travis Bickle, el de Taxi driver, pero más irracional y oscuro.
Me quedo con lo que dice al final respecto a que la muerte de los pobres no le interesa a nadie.

Entre esas ovejas perdidas el poder del doctor se expande, pese a que el personaje desea llamar la atención de los poderosos, sin tener éxito. Entre los marginados el Dr. se ve reflejado muy a su pesar. Si fuera contra gente "normal", entonces sería un sicópata tradicional. Acá, me parece, que el Dr. quiere matar algo de él que no puede aceptar. Es una autolaceración-denuncia. Es un masoquista y no un sádico.

¿Qué relación tiene esta especie de doble opuesto de Cristo -que va predicando con sus parábolas y dañando a medio mundo- con el poder del dinero?
Tengo más preguntas pero las realizaré personalmente.


Gracias

Ro dijo...

Vengo aqui por el comentario dejado en mi blog que no dice cosas super especiales como este, o como el que escriben varios que tienen el don de la palabra... Yo no tengo el don de la palabra, quizás el don de mirar, de leer.

No puedo armar un comentario con frases complicadas, con palabras sacadas de www.rae.es, siento más cercanía al "cachai" y al "podís".

De igual forma me gusto mucho tu blog, las cosas que esribes me maravillan porque ya quisiera yo escribir asi.

Saludos