Visitas de la última semana a la página

viernes, agosto 19, 2016

Ven conmigo a mi casa

Tú y yo, bajo un cielo gris de primavera fallida, no hallando la forma de darnos la satisfacción tan ansiada por ambos.
Estábamos expuestos.
Descendimos a tu morada por un agujero en la estepa, descolgándonos por las raíces resbaladizas que surgían de la tierra gredosa. Ya abajo se nos abrieron horizontes insospechados.
"Ven conmigo a mi casa", me propusiste.
El sendero serpenteaba hacia ninguna parte, flanqueado por un ramaje de mediana altura. Te tomé entonces por detrás, sin encontrar la satisfacción esperada. Debíamos continuar caminando y así fue, hasta que desembocamos en una inmensa pradera. De lejos nos miraban. Parecían turistas, o pastores de camisas blancas.
Tu casa estaba más arriba.
Subimos un riachuelo por las rocas que sobresalían del agua. De improviso se nos ofreció un muro natural maravilloso, que escalamos para tener la visión de la catarata de agua verde desde arriba. Era una caída de agua sin intenciones, sin bullicio, incluso sin agua.
Dominábamos el panorama completo, las nubes seguían siendo las mismas y la temperatura tibia de la primavera fallida nos seguía acompañando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonitos sueños.
Un abrazo desde el abrasador sol de agosto.
La Lachucita