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miércoles, junio 24, 2020

El cartonero

Es de madrugada; un sueño obsesivo, de imágenes que se repiten, me hace ir al baño. Mi esposa duerme bajo un techo seguro, en una habitación temperada, con la gata a sus pies. Antes de volver a la cama veo a un cartonero que pasa recogiendo lo que le hemos dejado en la vereda al camión del reciclaje. Él se le anticipa, es esa la misión que se autoimpuso para salir adelante en la vida. El frío hace llorar los vidrios y los parabrisas de los autos estacionados en la calle; el cartonero camina solitario; hasta las ratas han pasado la noche abrigadas en algún rincón de alcantarilla. Observa a la distancia los materiales desechables, descarta con la vista, recoge lo que sirve y lo ordena en su triciclo, tan silencioso y noble como él. Si cerrara los ojos un momento, pienso; si se viera a sí mismo... pero si no fuese él sería otro igual que él. Y aunque fuese el mejor cartonero de Santiago no sería más que un cartonero.
Cuando me jubile, mi cupo será llenado por alguien que no será más que lo que fui. De un presidente de la república se puede decir lo mismo, también de un científico inventor.
La pequeña diferencia es que a nosotros nos place trabajar y la del cartonero fue una decisión. Otra prueba más de lo mal que está engrasada la máquina de la naturaleza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si está mal engrasada o somos nosotros con nuestra mala uva los que la oxidamos.
Un beso enorme.
La Lechucita.