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martes, agosto 18, 2020

Los planes

Como si fuese una malla de pesca salida del pantano, mis sensaciones brotan mezcladas, pero priman los tonos oscuros. El mal genio de costumbre, las aprensiones de siempre, hasta las buenas noticias les auguran tragedias a mi mente. Antes no era así, no recuerdo haberme preocupado tanto por una picazón en la espalda, una puntada, un escozor, qué decir de una repentina expropiación de mis fondos, del malestar de la gente. ¡Pero si hasta las elecciones en los Estados Unidos me están quitando el sueño! 
Tiendo a pensar que la carga aumenta con la compañía y que la soledad aliviana, pero ¡hay tantos corazones solitarios, tantas vidas impotentes que fueron a dar al resumidero! 
Estoy perdiendo horas preciosas, días preciosos. Escribir ya me está sonando falso. ¿Debo velar mi yo real cuando lo reemplazo por mi yo poético? Y si no lo hago, ¿qué mamarracho de poesía estaré escribiendo?
No creo que la solución del problema pase por aspirar el aire fresco del invierno y gozar la vista de los castaños durante mi caminata matutina. El amor tampoco me hará cambiar; el amor es algo de momentos, no se sostiene como sensación eterna, sí como disposición, pero eso equivale a una declaración de principios grabada en un rincón de la agenda, no a la paz del alma. Mejor sería contentarme de ver con buenos ojos todo aquello que me rodea, personas y animales, plantas, incluso las noticias de la televisión. Me haría mucho bien, por último, desprenderme de los planes, porque son los planes los que echan a perder la vida. Lo voy descubriendo un poco tarde, y aun así me aferro a ellos.   


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿La soledad alivia? No estoy muy segura de eso.
Sin embargo, los paseos matutinos observando el cambio experimentado cada día; un brote que apunta, una hoja tierna que se abre, la majestuosidad de una rama que se hiergue hacia el cielo.
En estos días, tan confusos, en los que parece que hubieran puesto ya la losa sobre nuestro pecho, las pequeñas variaciones de la naturaleza me conmueven hasta las lágrimas.
Un beso enorme.
La Lechucita.