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martes, febrero 07, 2023

Un nuevo día, aún vacío

Desde más allá del ventanal se me anuncia un nuevo día, aún vacío. El brillo de la Luna va desapareciendo ante la arremetida de la aurora; acostado en la cama, me sumo en visiones pesimistas. Qué se me vendrá encima cuando acompañe al Sol en su trayecto, qué haré hoy para llenar las horas; qué hice ayer que valiera la pena, en qué estado se hallan mis músculos por la caminata larga de la víspera, cómo está amaneciendo ese ligero malestar en la muela del fondo de la boca.
No sé vivir, aún no aprendo a vivir, qué poco he aprendido de la vida, qué poco he aprendido de las plantas y de las abejas, de las hormigas, de los caballos, de las aves de rapiña, de la liebre, del ratón, hasta de las arañas; de las nubes, de la lluvia, de los artistas y de la masa humana que pulula por la tierra. 
Sobre la sentencia que viene no hay dos opiniones: habré aprendido a vivir cuando despierte alegre, no asustado.
Al atardecer, el primer whisky sosegará mis sentidos, y con esa esperanza me levanto de la cama.
Observar, contemplar. Y cuando se presente el problema, hacerme cargo. 
Este es mi momento, hoy por hoy. A pesar de todo, idílico, según mi familia y mis amigos. 
Y para los que no me conocen, agradezco que estas líneas se encuentren tan escondidas en el firmamento virtual; de lo contrario me expondría a la jauría de envidiosos y resentidos que sostienen su diálogo basados en la supuesta injusticia que los condena a mirar desde la calle los brillantes escaparates.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estrenar los días, aunque a veces no nos guste el color del cielo, el frío que trae el viento... Siempre es indicio de que podemos gastarlo y que todavía somos millonarios de vida.
Un abrazo enorme
La Lechucita