Es un proceso diabólico. No deja de llamarme la atención que en el momento en que fueron escritos el estilo elegido me pareció siempre el adecuado. Luego de meses, o años, cada vez que la imaginación me hace volver a ellos, las faltas saltaban como pececillos cazando zancudos en un riachuelo quieto.
De modo que vuelvo a empezar, por segunda o tercera vez, y reasumo la tarea de mejorarlos, hasta una próxima ocasión.
Ya he dicho antes que hay algunos cuentos que nacen malditos, contrahechos. Estos dos podrían ser buenos ejemplos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario