Angustia frente al regalo de la vida
Deseo secreto de egoísta soledad
Serenidad ante la victoria
Miedo de que te la arrebaten
Ansias de fortaleza
Envidia de lo que no tienes
Tentación de humillar
Piedad con los infortunados
Temor de Dios
Mi nombre no tiene importancia, mi edad tampoco. Sólo diré que mi título de Vicioso y Hombre Malo me fue conferido, tras estudiar la vida entera en su academia, por una milenaria formalidad ideada naturalmente por los hombres. Y que si de algo soy testigo es de un derrumbe moral que me ataca por todos los flancos y me obliga a sumarme a él, en el entendido de que la verdad no es otra cosa que aquello que todos tratan de ocultar.
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