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miércoles, diciembre 02, 2020

La noche de Tristán e Isolda, un treinta de noviembre

Le indican el símbolo dibujado en la muralla. Mira hacia arriba y descubre que están desnudos. El vano de la puerta se desajusta por efecto del terremoto; la casa se halla a punto de caer, pero luego las paredes retornan a su viejo orden. Tristán la toma de la mano y ambos nadan sobre la arena dorada que rodea la plataforma de madera; entonces le declara: "Ya es mucho lo que  me has amado". Los labios extasiados de Isolda le sonríen y sus ojos lánguidos se pierden en la neblina.
La noche del treinta de noviembre se aparece el comerciante de telas e Isolda descubre el anillo que esconde entre su mercancía. Tristán no pudo esta vez enviarle obsequio alguno y recurrió al ardid maravilloso del lenguaje para hacerse presente; la visionaria no tarda en descifrar su alma y su rostro.
¡Eterna noche a los amantes, eterna noche del amor en la morada de Hades!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué tristes son sus escritos últimamente.
Un beso
La Lechucita