Cada quien puede hacer su propio análisis del parecido. En cuanto a mi reflexión, no deja de sorprenderme la (desgraciada) ubicuidad del señor Salvador Allende.
Los primeros mil días serían el experimento político, económico y social que culminó con su muerte. Los segundos mil días, una revancha, un volver atrás que terminó con un estrepitoso fracaso en las urnas.
Muchos culparán a diversos factores, todos atendibles, pero... ¿habrán de pasar otros cincuenta años para que a este personaje de la historia se le dé una tercera oportunidad de abrir las anchas alamedas? ¿O algún hecho aciago en el futuro mediato obligará a retirar su estatua del pedestal en que se halla, como ocurrió con la del general Baquedano?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario