Sumarse a la cohorte de vanidosos, ser uno más en la fila interminable. Impresionar, conmover al lector, entregarle detalles, a pesar de intuir los alcances de su reacción: un suspiro, una ligera sensación, aun la certeza de comprobar que no entendió nada de lo que querías decir, de la obra que supuestamente disfrutó. Y luego, el olvido.
¿Qué se busca? Ingresar al canon literario, con su fama, sus premios, el futuro asegurado. Aplastar la insatisfacción inventando otra vida. Desahogar el alma. Experimentar una elevada forma de goce. Obedecer a una rutina. Sorprender, épater le bourgeois.
Lo que más quisiera yo sería que al final de esta aventura me esperase un nuevo amigo en el café.
1 comentario:
Escribir por el puro placer de escribir, por estar siempre en duelo con uno mismo; sufrir con el esfuerzo, caer y levantarse y saber que sea cual sea el resultado es imposible dejarlo.
Un abrazo enorme
La Lechucita
Publicar un comentario