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domingo, octubre 08, 2017

Teoría del sueño

Con esa negativa y esa burla deseas demostrar que ostentas el poder, y algo de razón tienes, porque soy inferior a ti en todo aspecto; pero este día he decidido dar un golpe de timón. Ambos en la cama, reclinados en nuestros almohadones, ya he recibido tus sarcásticas ofensas. Envuelto en tu superioridad, sigues pensando que las cosas se hacen como tú lo dices. Escúchame: me voy para siempre, y espero que te des cuenta.
Él se queda, sorprendido. Por la tarde lo divisa desde una ventana, vengativa: lo ve reclinado al borde de la cama, con las manos sobre la frente.
Entra de noche a un callejón tortuoso; mientras camina levanta la cabeza hacia las casas de campo instaladas a la orilla, sobre el murallón de tierra que encajona la calle. Van pasando ante su vista los sucios baños y las mujeres de diabólico atractivo que entran a usarlos, campesinas vulgares que no saben de tormentos.

Si hay algo que estorba mi mente cuando me hallo frente a una obra literaria, eso es descifrar, deconstruir un poema. A  menudo, sino demasiadas veces, el poema se disfraza de metáforas para cantar a lo más simple.
Así:

Mi llave que tiene la forma de una llama
erecta
va buscando el camino glorioso que conduce
a tu puerta

Se plantea como un problema de fácil resolución, de lo que resulta un placer menor para mi entendimiento.
Si la fórmula es hermética, la solución es gloriosa.
Pero entonces el poema sería como un problema de álgebra. Yo no puedo verlo así.

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