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miércoles, septiembre 10, 2025

Bagatelas

Comenzó a escribir acuciado por el miedo. Le parecía transitar días inseguros, aunque si aplicaba la razón, no más inseguros que antes; incluso menos inseguros. La conclusión no podía ser más simple: cómo pude haber vivido tanto tiempo con mi inseguridad a cuestas; cómo es posible que pueda seguir sorteando la vida con mi inseguridad a cuestas.
Ya que que no había una respuesta a su aprensión, el pensamiento no lo calmaba; alentaba su malestar.
La perfección se le iba internando en la bruma de la mente; estaba escrito que tampoco esta sería una obra maestra, apenas una bagatela. Las jugadas principales ya se habían hecho, el destino del trabajito estaba decidido.
Qué hay en mí, qué hay realmente en mí que sea digno de compartir con mis lectores. Una masa de miedos, de inseguridades que no dan para argumento. La forma ayuda, pero no lo es todo. Se trata de hacerle frente al bloqueo con nimiedades, ejercicios para olvidar un vuelo de avión enfrentando turbulencias.
Los aeropuertos dejaron de ser glamorosos; más interesantes parecerían hoy las historias que ofrecen los terminales de buses y de trenes.
Fui testigo de una persecución a la entrada de la Estación Central; el amenazado corría a esconderse en el andén del Metro; el cuchillero lo perseguía ante la vista horrorizada de los pasajeros que se habían bajado del tren. El andén se hallaba repleto de vendedores ambulantes; cada uno guardaba su metro cuadrado con celo, atesorando las bagatelas que les daban un respiro en la vida; uno de ellos era la víctima; otro, el cuchillero. La tensión disminuía.
No se me dan los cuentos de señoras acaudaladas, tampoco los de niños vulnerables ni jóvenes universitarias ni loros de Flaubert ni sumisiones ni donantes de órganos; tal vez de arqueros que atajan penales.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces nos turba la inseguridad, el miedo, la falta de sentido y sin embargo son sólo las zancadillas que nos ponemos nosotros a nosotros mismos hasta hacernos caer en el desasosiego, no queda otra que seguir avanzando en la búsqueda.Ya pronto vendrá la primavera.
Un abrazo caluroso de finales de este bochornoso verano.

Anónimo dijo...

Un abrazo
La Lechucita