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sábado, octubre 21, 2023

Llegará el momento


Con el paso de los años suman los considerandos para mi próxima condena, algunos de ellos muy graves, como esos pecados que cometí sin darme cuenta, con toda inocencia, incluso con la sensación de haber estado obrando con la debida rectitud.
Lo hecho, hecho está. No puedo remediar las heridas que dejé, solo me queda el consuelo del leve amor que he provocado en mis corazones más pequeños, corazones que me perdonan y no pueden perdonarme.
En la soledad crece la familia y yace la ambición.
Veo en el restaurante de mi pueblo una mesa ocupada por un grupo de padres con sus hijos. Jóvenes, atléticos, varios rubios, en plena consolidación de sus vidas, las que ya se adivinan yendo por el buen camino. Detrás de esta escena se adivinan también lindas casas, relaciones equilibradas. Son personas alegres que disfrutan el momento. Los padres varones conversan entre ellos con sus bebés en brazos, las niñas mayorcitas juegan en la mesa, las mamás beben jugos, ríen, comparten. Son ese tipo de visiones las que despiertan el rencor de los pobres, especialmente cuando están del otro lado de la ventana.
Las personas satisfechas quieren mejor a sus hijos; a los pobres se los come la angustia, la rabia, el rencor, la desilusión, el fracaso, la frustración, y terminan tratando a sus hijos a patadas. O tal vez han llegado a ser pobres porque sus cabezas no procesan bien las emociones y se entregan a los designios del ambiente y de la química.
Llegará el momento en que ese problema lo haya solucionado la ciencia. Entonces verá la luz la humanidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las apariencias engañan, dice el refrán. Hay ricos amargados y pobres felices. Por que en realidad siempre hay un tiempo para cada cosa.
Un abrazo
La Lechucita