Visitas de la última semana a la página

domingo, junio 29, 2025

Bajo cero

Ya en la cama descubro que el sueño no me vence; afuera los termómetros marcan cinco grados bajo cero, adentro está agradable, entre 18 y 20 grados. Recién he apagado la estufa a pellet; es la una y cuarto de la mañana y la experiencia me indica que a la una y media, veinte para las dos, la cabaña estará helada y yo dormiré abrigado, a salvo del frío, con un guatero en los pies. Pero las cosas no se dan como había imaginado. 
A la una y media mi conciencia sigue alerta; le echo la culpa al consumo de alcohol, a las series con que cerré la noche, una de agentes del FBI que investigan crímenes seriales y la otra, de robots que hacen y deshacen con los humanos. No soy de los que sufren de insomnio, pero uno de vez en cuando estaría dentro de la regla.
¿Dormí entretanto? Algo me hace levantarme de la cama a escribir una fábula; si espero hasta mañana habré olvidado los aspectos básicos de la trama, los personajes, las palabras claves. Me siento en la mesita del estar, al frío; enciendo la lámpara y escribo. Son las dos y media.
Vuelvo a acostarme; el viento silba, no estaba en el pronóstico.
Trato de dormir. 
¿No es angustiante que el niño que cuido aparezca por detrás del sofá con una cabeza de olla? 
El viento aúlla, el frío arrecia. Un hombre está mirando hacia la cabaña, le sobresale medio cuerpo entre el pasto, al otro lado de la alambrada. No es el Soldadito, el trabajador que veo día a día. Se le parece, pero no es; este está más arreglado, tiene pinta de oficinista. Y mira. Y estudia. Calcula. Si lo alumbrara con la linterna, si le gritara... pasaría lo que tantas veces, despertaría gritando o echando manotazos. Ya es un avance que no lo haga, que solo sea el sueño el que me despierte.
El viento aúlla, abro el velador y encuentro los tapones, que me pongo en los oídos.
El termo eléctrico me juega una mala pasada, cae el agua de la ducha desde arriba al piso. El problema no está en la ducha, sino en el piso. El piso se mueve, el piso tiembla, el problema está en las profundidades de la tierra, no en el termo en sí mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Qué frío! !Qué calor! Y el sueño nos revela a vos una fábula a mi un escultura; hay que tomar notas para que la idea no desaparezca. Y después esperar a que Morfeo nos abrace.
Un beso de la Lechucita