Su siervo regala exactitud, aun si hay ambigüedad en su relato, y dirige las almas hacia su propio corazón.
En su concisión, el poeta es vasto, inabarcable; la amplitud de su siervo reduce, apunta más bajo.
El poeta acaso intuye lo que crea, su siervo domina los pensamientos y emociones vertidos al papel.
El poeta no le rinde cuentas a nadie, su siervo justifica hasta el más mínimo adjetivo.
1 comentario:
Ja, ja, ja ¡cuanta razón tienes! Cada adjetivo.
Un abrazo
La Lechucita
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