Cada ser humano construye su mundo y piensa en función del mundo que ha ido construyendo. Me preguntan algo y respondo según lo que he construido. A mi vecino le pasa lo mismo y al niño que juega en el recreo también. También al profesor que le enseña y al DJ que anima la fiesta. Así de complejo es el fenómeno del entendimiento y traducción de nuestros mensajes.
Mi nombre no tiene importancia, mi edad tampoco. Sólo diré que mi título de Vicioso y Hombre Malo me fue conferido, tras estudiar la vida entera en su academia, por una milenaria formalidad ideada naturalmente por los hombres. Y que si de algo soy testigo es de un derrumbe moral que me ataca por todos los flancos y me obliga a sumarme a él, en el entendido de que la verdad no es otra cosa que aquello que todos tratan de ocultar.
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