Visitas de la última semana a la página

lunes, octubre 20, 2025

Ficción pura. El concierto

-¿Estás bien?
-¿Por qué lo preguntas?
-Te noto extraño.
-Estoy bien. No sé... a veces...
-Andas mirándote en todas partes. Aprovechas cada espejo, cada escaparate para mirarte. ¿Crees que no me he dado cuenta?
-No es nada. Quiero ver el programa, convídame el folleto, por favor.
-Pavana para una infanta difunta. Concierto para violín, de Korngold. La Inconclusa de Schubert.
-Ah... cuánto esperaba este concierto.
-No preguntes por el programa, entonces. Te lo sabes de memoria.
-Son los detalles, amor. Me interesan los detalles.
Más tarde, bajo la noche serena, camino a casa, las calles silenciosas, ella lo reconviene.
-Ya estás con ese tic. Te has mirado tres veces, hasta retrocediste para volver a mirarte en la puerta de vidrio de ese edificio.
-No me di cuenta. Debo de tener la cabeza en otra parte.
-¿Qué estás tratando de comprobar?
-Si te lo digo... ¿me creerás? ¿O pensarás que me estoy volviendo loco?
-Eso lo pienso hace años. Y no te creas tan listo. Los locos no son más inteligentes que los cuerdos.
-Tu palabra posee el don misterioso de cerrarme los caminos. Siempre ha sido así.
-No dramatices. Habla. Estamos en confianza. Pero no exageres.
-¿No te sucede que necesitas comprobar que eres tú, que eres tú la que camina con tu cuerpo? Es como algo así... no te burles... lo digo en serio. Verme de frente, de perfil, de espaldas, ver mi cabeza, mi pelo blanco y raleado, mi nariz ganchuda... Hace un tiempo, un mes, no sé, dos meses, se me fue volviendo imperioso verme actuar frente al mundo. 
-¿Y qué has logrado con eso?
-Cada vez que enfrento esa experiencia me doy cuenta de que el que creía ser yo era otro. Durante años me creí más grande de lo que realmente era. Los espejos me están revelando una verdad escondida, están aplastando mi vanidad. Mi próximo tiempo debería dedicarlo a adaptarme a esta nueva condición.

No hay comentarios.: