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martes, mayo 02, 2023

El carrito llega a la estación

El carrito corre raudo a la cola del ferrocarril. 
Es llevado, no conduce, por algo va a la cola. Quien comanda es nuestra amiga, la locomotora.
La locomotora lleva el peso de la carga, pero su lomo brilla de felicidad. Resopla de placer. 
El carrito sufre porque no está al mando. Ni siquiera debe obedecer. El carrito tiene que correr porque no le queda otra. Si se desenganchara, piensa, pues este carrito piensa; si me saliera de esta fiesta, si me quedara en el camino... vendría otra locomotora y me haría saltar por los aires. Saldría en las noticias. Locomotora hizo saltar por los aires a un carrito. Me harían entrevistas y yo magullado diría: "Así es, así mismo como lo narra fue". Pero, ¿conviene arriesgarse a ser chocado por salir en las noticias? Mejor sería creo yo seguir corriendo raudo a la cola del ferrocarril. Al menos la locomotora habrá de llegar a su destino, todo el tren con ella y yo a la cola. Entonces me parece que cambiará la suerte de los dados. La locomotora abandonará el andén, se la llevarán al hangar a descansar bajo la supervisión del guardagujas y bajo el techo de zinc recibirá un manguerazo de agua por los flancos, como si fuera caballo; y le pasarán un trapo, todo lo cual no constituye el epítome del bienestar espiritual, diría yo. El carrito irá por otro carril, los obreros le aceitarán las ruedas y los aduaneros le sacarán la carga; quedará suelto, liviano y animado. Llegará temprano a casa a ver las noticias y les dirá a todos sus parientes ¡ese soy yo!, ¡ese soy yo!, arriesgándose a que nadie le crea sus mentiras... pero eso forma parte de la presunción de la fortuna, me imagino... 

1 comentario:

Anónimo dijo...

La vida de un insignificante carrito, coorer detrás de una locomotora cargado de mercancías o sucumbir atropellado por la que viene detrás.
Un abrazo
La Lechucita